Guillermo nació y ha crecido inmerso en un atmosfera donde a diario se respira campo, donde se ha privilegiado por encima de todo la convivencia familiar, el respeto y la gratitud, donde el esfuerzo y el trabajo son la constante de cada día de la semana, de todas las semanas del año, donde fronteras, viajes y países llegan a ser capítulos habituales en función del calendario.
Su relación con el caballo y el toro se inició de forma lúdica, conjugándose en ello un don natural a la par de precocidad y hasta cierto desenfado. Conforme fue creciendo y desarrollándose, fue también manifestando una clara evolución en sus aptitudes y en su interés taurino, lo que le llevó a adentrarse paulatinamente en lo que pasó a ser un aprendizaje, una disciplina, una tarea complementaria a sus estudios y, por supuesto, una ilusión.
Sin presionar por un rumbo o inclinación en concreto, su padre procuró ir alentando su afición y los cada vez más frecuentes guiños de Guillermo hacia el rejoneo, dejando siempre en claro, con palabra y ejemplo, no solo el esfuerzo, la seriedad y el intenso trabajo que la profesión demanda, sino también la gran responsabilidad que ello implicaría.
Bajo esa premisa, poco a poco, Guillermo fue asumiendo, cada vez con mayor seriedad, los preparativos y los aspectos de trabajo que implica el montar a caballo y el estar frente a la cara del toro. Las tardes al término de la escuela, los fines de semana y los períodos vacacionales fueron tiempo valioso para prodigarse con los entrenamientos, aprovechando también cuanta oportunidad tenía de acompañar a su padre para verlo actuar en los ruedos del orbe taurino mundial.
Todo el proceso llevaba una línea ascendente pero con las pausas propias que un adolescente puede imprimir en algo que de entrada representa más retos e incógnitas que certezas. Más sin embargo el haber tomado parte padre e hijo, con singular éxito, en un evento público y especial en el coso de Logroño en el año 2014, donde ambos lidiaron a un burel; fue el detonante para que Guillermo viera ya con mayor claridad y certeza la probabilidad de seguir los pasos de su famoso padre. Así, por convicción, fue entrenando con mayor ahínco, sin descuidar sus estudios académicos, condición incuestionable que le fue exigida en casa para apoyarle en sus deseos.
Esforzándose en la escuela Guillermo dio la pauta para que su padre buscara la forma de corresponderle e incentivarlo en esa ilusión por tener ya una toma de contacto formal con el orbe taurino. Primero le invitó a poner banderillas en la plaza mexicana de Ciudad Valles, durante las vacaciones que Guillermo pasó en ese país que, como a su padre, le representa un cariño especial. Tras ello llegó el momento de pensar en el debut y para tal efecto surgió la inmejorable posibilidad de que fuera en la plaza de su ciudad natal, donde desde pequeño ha acompañado siempre a su padre en su tradicional cita anual con sus paisanos, teniendo por tanto el inmejorable amparo, casi familiar, de los habitantes de Estella, la Ciudad del Ega.
El día llegó, 7 de agosto de 2016, y Guillermo hizo el paseíllo cobijado por su familia, por su gente y ante la atenta mirada y supervisión de su padre, que en todo momento le estuvo apoyando y dando consejos que le pudieran facilitar sus evoluciones en el ruedo. Fue una tarde sumamente emotiva, inolvidable para quienes la presenciaron y en ella quedó patente que en él se conjuga inteligencia, habilidad, valor y raza; por lo que de proponerselo este joven estellica confirmó que tiene un potencial enorme para llegar a ser protagonista indiscutible en el mundo del toreo a caballo.
Tras ese día inolvidable el joven estellés continuó entrenando siempre que le era posible, afinando progresivamente detalles en su monta y en su quehacer taurino, mostrando constancia, gusto e interés por algo que se esbozaba ya a un nivel muy superior a la simple afición. Meses después, teniendo también de por medio la constancia de Guillermo en sus estudios, se pensó en la posibilidad de que se presentase en la que ha sido su segunda casa desde que era un bebé, la colonial e imponente San Miguel de Allende, en el estado mexicano de Guanajuato, sede del cuartel general de Pablo y de su familia cada año que hace su largos periplos por suelo azteca.
La idea se cristalizó dando paso al gran acontecimiento taurino de la temporada en esta ciudad que también lo vió crecer y que también lo arropó en la fecha elegida: 15 de abril de 2017, con una plaza llena, ante la presencia de muchas personas amigas, gente de la empresa, del toreo, del caballo; Guillermo respondió al desafío con raza, con técnica y sobre todo con una prestancia en la plaza digna de toreros con muchas más horas de vuelo, cuajando otra actuación notable, mostrando templanza y seguridad, dejando la impronta de que puede ser capaz de realizar las suertes como su maestro y progenitor, llevándose el triunfo de la tarde al cortar una oreja a cada uno de los ejemplares de su lote y saliendo en hombros con el público puesto en pie.
Posteriormente, ya de nueva cuenta en Europa, llegó su debut en suelo francés, el 22 de julio, en el coso de Méjanes, en donde protagonizó una tarde importante ante esa afición conocedora del mundo del toro y del caballo, dejando la impronta de un toreo de clase y de entrega por igual, cortando dos orejas y sumando con ellas su tercera puerta grande en igual número de festejos.
Dos semanas después, el 7 de agosto, cerraría su agenda de compromisos de este 2017 en Europa, actuando de nueva cuenta en donde todo empezó, la plaza de su Estella querida, en otra tarde pletórica de emotividad, en la que el joven jinete pudo mostrar a sus coterráneos los avances en su monta y en su quehacer taurino, dando otra exhibición rotunda y llevándose tres orejas en su esportón y su cuarta salida en hombros.
Tras todo el impacto que generaron las noticias en torno a sus debuts en España, en México y en suelo francés, así como su nueva actuación en Estella; quedó claro que la incipiente andadura de Guillermo había traído consigo un notable revulsivo tanto para el medio taurino como para la afición e incluso para el propio Pablo, que a la par de seguir sumando fechas y dando insuperables lecciones de toreo a caballo, tiene además la oportunidad de ejercer la docencia en casa, transmitiendo sus conocimientos y viendo reflejada su concepción taurina en la figura de su propio hijo, con quien ha compartido ya cartel en varias oportunidades y en ellas ejercido también como director de lidia.
A la par de ello losfestejos que ha toreado le han permitido a Guillermo vivir en carne propia lo que implica esta actividad profesional, no solo la notoriedad personal y el relativo glamour de convivios, eventos sociales, o encuentros de prensa, sino muy especialmente la dureza de los entrenamientos y la disciplina que se adopta como un hábito propio dentro de la vida diaria. Todo ello lejos de amilanarle le ha permitido avanzar en su convicción de que seguirá los pasos de su padre.
¿Qué es lo que sigue? Tal y como se esperaba al cumplir Guillermo los 18 años de edad se formalizó su intención de hacer carrera taurina, dando con ello la pauta de una actividad de mayor intensidad en términos ya claramente profesionales. Al hacerlo es evidente que tiene y tendrá a su lado incondicionalmente a su padre, gran conocedor del medio, por lo que puede darse por descontado que la carrera de Guillermo se estará llevando de manera muy cuidada en todo momento, dándole siempre un matiz especial y ajustándola a las circunstancias y a los propios progresos que vaya marcando en su evolución el joven navarro.
Por lo pronto el novel jinete continua entrenando, preparando caballos y puliendo su técnica. Tras haber cumplido ya con su primer temporada completa como rejoneador, desarrollada con singular éxito en suelo mexicano, a Guillermo le aguarda ahora en el horizonte lo que sería ya una campaña en forma por cosos europeos entre los mese de mayo y octubre, encontrándose con las aficiones de tres paísese en donde se le profesa un cariño especial a su padre y que seguramente le recibirán con gusto y con una alta expectativa por verle en acción.
Así, paulatinamente, Guillermo Hermoso de Mendoza, con su decisión, de su mano y bajo su rienda, está comenzando a escribir un nuevo y personal capítulo en la historia del rejoneo.